9 de Junio, 2021 / Product design
La memoria es la capacidad que tiene nuestro cerebro para codificar, almacenar y recuperar información de forma voluntaria.
Básicamente es esta capacidad la que nos permite recordar hechos, ideas, sensaciones, relacionar conceptos entre si... Y en definitiva, todos esos estímulos que ocurrieron en el pasado y queremos recuperar.
A continuación vamos a ver una clasificación muy básica de la memoria para tener una visión general del tema, y posteriormente nos centraremos en los tres tipos de memoria que más van a impactar en la experiencia de nuestros usuarios.
La memoria se puede clasificar en base al tiempo durante el cual podemos recordar cierta información almacenada en nuestro cerebro. En la siguiente imagen lo puedes ver gráficamente:
En este artículo nos centraremos en las memorias a corto, medio y largo plazo. Vamos a ver en qué consisten y también veremos algunos ejemplos que funcionan muy bien para mejorar el UX cuando nuestros usuarios necesitan usar su memoria para conseguir sus objetivos.
La memoria a corto plazo, también llamada memoria de trabajo, almacena información durante segundos/minutos y permite el cumplimiento de tareas cognitivas como el razonamiento, la comprensión y la resolución de problemas. Los bits de información que maneja esta memoria se encuentra en la actividad eléctrica de nuestro cerebro, ¡algo así como una especie de neuronas disparándose de un lado a otro!
Tiene una capacidad limitada de almacenamiento de 7±2 elementos, como dicta la famosa ley de Miller. Sumado a eso, hay que tener en cuenta que durante el uso de las aplicaciones sufrimos muchas interrupciones, por lo que la probabilidad de olvidar información es aún mayor.
Además, el propio uso del dispositivo móvil compite continuamente por nuestros recursos cognitivos ya que tenemos que realizar de forma simultánea tareas de movilidad (por ejemplo, caminar), ambientales (por ejemplo, ser consciente de nuestro entorno) y sociales (por ejemplo, seguir una conversación si estamos con alguien).
Pongamos como ejemplo ese escenario donde recibes un SMS con un código numérico para introducir en la aplicación. Tienes que abrir el mensaje, memorizar los dígitos, volver a la aplicación e introducirlos.
— "Nueve, cuatro, dos, tres, seis..."
Dependiendo de las tareas que estemos haciendo simultáneamente, nos resultará más o menos tedioso, pero... ¿A que siempre se agradece cuando la aplicación hace ese trabajo por ti? 
Esta memoria almacena información durante minutos/horas, y esto es debido a diversas reacciones químicas que se producen en nuestro cerebro cuando nuestras neuronas se activan.
Esta memoria tiene mucho que ver con el contexto, es decir, con lo que estamos haciendo en un momento concreto y también con la memoria a corto plazo episódica, es decir, con lo que has hecho recientemente.
Pongamos como ejemplo un escenario bastante habitual, en el que estás viendo una serie y surge algo entre medias (has quedado con tus amig@s para tomar algo) y cuando vuelves quieres seguir con la serie pero no recuerdas ni en qué capítulo te quedaste, ni mucho menos en qué minuto.
— "¿Por qué capítulo iba...? ¿En qué minuto lo dejé...?"
Bueno, este botón azul soluciona todos nuestros posibles problemas con la memoria intermedia 🙂
Este diseño también nos ayudaría con la memoria a largo plazo en un escenario donde paramos la serie durante un periodo de tiempo bastante más largo.
Esta memoria gestiona toda esa información que podemos recordar después de varios días o incluso siempre, y esto se debe a que esos bits de información son almacenados en los propias conexiones físicas que existen entre las neuronas de nuestro cerebro.
Podríamos definirla como un repositorio de datos que tiene que ver con todo nuestro conocimiento pasado.
Su capacidad de almacenamiento es ilimitada, pero su acceso es más lento que en las otras. El contexto suele ayudar a recuperar este tipo de información, y cuando lo conseguimos, accedemos a grandes cantidades de información de golpe.
Pongamos como ejemplo un escenario donde estuviste recopilando información para un trabajo de la universidad, y vas a continuarlo después de una semana (digamos que estabas de exámenes ). En esta situación es prácticamente imposible que recuerdes en qué páginas ya entraste a recoger información y en cuales no.
— "¿En qué páginas ya entré aquella vez...?"
Bueno, el color distinto de las páginas visitadas soluciona todos nuestros posibles problemas con la memoria a largo plazo 🙂
Este diseño también ayudaría en la memoria intermedia en caso de que estemos realizando las búsquedas con una separación temporal de minutos/horas.
Cuando diseñamos nuestros productos, una muy buena práctica consiste en realizar un análisis de las tareas definiendo qué tipo de memoria necesitarán los usuarios en cada una de ellas.
Lo siguiente que debemos hacer es preguntarnos lo siguiente:
— "¿Qué pasaría si el usuario sufre una interrupción?"
Si la respuesta es que estaría perdido, habremos encontrado una brecha de ejecución y debemos diseñar una solución para que nuestro usuario pueda seguir con su tarea y conseguir sus objetivos.
Querer hacer algo y no poder por falta de información es super frustrante, ¡y no queremos eso para nuestros usuarios! 
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